viernes, 15 de noviembre de 2013

aparcar en semibatería?

¿Quién tuvo la idea de...

La disposición en serie de varios objetos similares en diagonal consigue optimizar el espacio. Está demostrado que el aparcamiento en semibatería inversa es el más seguro, descendiendo las incidencias de tráfico en las zonas donde se ha aplicado. En este tipo de aparcamiento la maniobra de entrada a la plaza se hace marcha atrás, y la de salida hacia adelante, lo que permite una mayor visibilidad en las maniobras.
Chile es un país peculiar, como cualquier otro. Longitudinalmente bañado al oeste por el Océano Pacífico, atrincherado por la cordillera de los Andes al este, y entremedio, la cordillera de la Costa. Casi 4.300 km de largo, mientras que de ancho no llega a 200 km de media. Desértico y seco al norte, húmedo y ventoso al sur.
El Chile continental pasa del Nevado Ojos del Salado de casi 6.900 metros de altitud (cima más alta del país y volcán en activo a mayor altura del planeta) a Playa La Virgen en la comuna de Caldera, en poco más de 230 km.
El matemático Daniel Vásquez fue uno de los primeros chilenos en poseer un automóvil. De los 100 primeros, que no parece muy destacable, pero que con el paso del tiempo y teniendo en cuenta la cantidad de chilenos que han tenido o tienen automóvil, sí que es para destacar como uno de los primeros. De los 100 primeros, por lo que se deduce que no habrá sido el 8º, porque entonces se le mencionaría como “de los 10 primeros” o afinando mucho “de los 8 primeros”. Eso sí, el 1º fue Nicolás Erauzin, de la ciudad de Coquimbo, que compró un Holzman Four Wheeler a un argentino, aunque el auto nunca llegó a funcionar correctamente.
Así pues, en 1904 Daniel se percató del crecimiento del parque automovilístico y de la estrechez geográfica del país, y calculó que aparcando en diagonal evitarían el posible futuro problema de escasez de plazas de estacionamiento.

viernes, 1 de noviembre de 2013

aplaudir?

¿Quién tuvo la idea de...

Una de las formas de comunicación no verbal de masas más antigua, extendida y reconocida. Chocar las palmas de las manos repetidas veces. Una costumbre que se relaciona en sus orígenes con las representaciones teatrales. Se podría decir, y diré, que el teatro brota de los prehistóricos rituales mágicos para la caza, a los que se fue añadiendo música y danza, germinándose manifestaciones ceremoniales del pueblo con tintes dramáticos.
Un 27 de marzo de no se sabe qué año, pero se calcula que ocurrió alrededor de hace unos millones de años, sucedió un evento que marcaría el devenir del espectáculo. Fue en una tribu del sur de África que recién se agrupaba para celebrar el clásico agradecimiento a su Todopoderoso por la buena caza que acababan de hacer.
Los elegidos de la tribu eran los encargados de ejecutar las distintas representaciones. El resto del pueblo se agrupaba en un corro circular improvisado, mientras comían aperitivos varios, como rosetas de maíz tostado y reventado, también ingerían algo de líquido para refrescarse, y es que aunque era de noche, el público quedaba cerca de la hoguera.
Justo al acabar una de las mejores actuaciones, un individuo del público al que se dice que le llamaban Plas, aplastó con ambas manos una lata de Pepsi-Cola que se acababa de terminar, provocando un atrayente nuevo ruido. El resto del público imitó el gesto, aconteciendo un rimbombante estruendo que gustó mucho, incluso más que la representación. A partir de ese día se prohibió la entrada de comida y bebida en los espectáculos, pero los espectadores, a modo de reivindicación, hacían el gesto a manos desnudas, incluso repetidas veces. Millones de años después se levantó la prohibición, convirtiéndose en uno de los principales ingresos económicos del espectáculo. Y es por esto que se celebra cada 27 de marzo el Día del Teatro.