Las
primeras referencias sobre el mandil datan del 1.200, se fabricaron con piel de
animal, probablemente de oveja. Los utilizaban los albañiles de la Edad Media
para cubrirse el frente, lo que da coherencia al nombre de delantal. Luego se
extendió su utilización tanto para uso doméstico como para formar parte del
uniforme de variados oficios y trabajos (cocineros, soldadores, cirujanos,
servicio doméstico…), tanto por razones higiénicas como para proteger la ropa.
Bob
y Nancy eran una entrañable pareja de la Vieja York. Conocidos en toda la villa
por ser los cocineros de la escuela y por el magnífico jardín de su casa, con
un verdoso césped y una enorme fuente Arial. Los niños de toda la villa
disfrutaban jugando en el jardín de Bob y Nancy, quienes no tenían descendencia.
Pasaron
los años, y cuando Bob y Nancy pensaban que ya no tendrían hijos, el médico les
dijo que Nancy no era fértil, por lo que definitivamente no iban a poder engendrar
ningún hijo. Así que optaron por adoptar. Rosario, se crió entre fogones y comidas.
Se pasaba todo el día comiendo. Sus padres ya ni le quitaban el babero. Era una
cosa tan exagerada que tomaba el postre con cucharón. Y repetía.
Los
vecinos de Vieja York se animaron y comenzaron a adoptar niños y más niños. El colegio
estaba desbordado.
Rosario
creció siendo una excelente estudiante que sacaba todo notables. Seguía siendo
una glotona tremenda y aún de adulta, seguía llevando el babero, siendo cada
vez de mayor tamaño. Lo llevaba siempre: en el colegio, en la universidad, cuando
estaba de fiesta, en el trabajo… Y en el trabajo fue donde le sacó más provecho
al babero. Trabajaba de albañil en las obras de ampliación del colegio.
Descubrió que gracias al babero no manchaba su ropa mientras trabajaba, por lo
que sus compañeros de obra decidieron copiar su atuendo. La idea cuajó y
Rosario acabó siendo una obesa.